Medio maratón de un lejano año de 1983. Por la izqierda Víctor Barón, Gerhard Becker y Mariano Gil, tras finalizar la prueba.
" Gerhard Becker no es Samuel Beckett. Gerhard Becker no es Gustavo Adolfo
Becker. Gerhard Becker es un poeta de sangre alemana y vivencias meridionales. Infancia en Baviera. Adolescencia en Vasconia. Juventud nómada..." Así se reflejaba nuestro entrañable amigo Gerardo en la contraportada de su novela "Ich," finalista del premio Nadal de hace varias décadas.
A pesar de que su fallecimiento se produjo hace ya unos cuantos años, sus amigos, sus compañeros de entrenamientos y de carreras, recordamos su figura y echamos de menos su entrañable y "genuino" carisma.
Por la izquierda: Víctor Barón, Gerhard Becker y Javier Villacampa, antes de tomar la salida en la maratón de San Sebastián celebrada un 16 de octubre de 1983.
No era infrecuente disfrutar de esas tardes mágicas en el Parque Grande, cuando comenzábamos a trotar 10 o incluso 15 corredores, charlando y compartiendo todo tipo de experiencias. En ocasiones finalizábamos como el rosario de la aurora, cuando los piques afloraban... y resultaba difícil reprimirse ... pero buen ambiente, y al finalizar nos volvíamos a reunir en el lugar de partida para estirar y quedar para el siguiente entrenamiento.
Gerardo no se cansaba nunca de renovar el disfrute de las cosas sencillas de todos los días: el desayuno tempranero, la familia, el trabajo, sus "sagrados" entrenamientos, la soledad creadora que como escritor necesitaba. Me he olvidado, intencionadamente ... y "los amigos" . Becker reconoció en una ocasión que, gracias a nosotros, al grupo de atletas, había vuelto a "creer" en la amistad.
En la Ciudad Universitaria, con el doble campeón mundial de maratón Abel Antón.
Mariano Gil y el que suscribe, fuimos los que "contagiamos y aglutinamos" a diferentes compañeros de trabajo en la afición por correr, Gerardo entre ellos. Esto debió de ocurrir allá por el año 1981, trabajábamos en oficinas muy cercanas, y habíamos formado un club dentro de la empresa. Otros ya eran corredores y se fueron uniendo paulatinamente, creándose el numeroso grupo que se aprecia en una de las fotos.
La preocupación por la salud, las ganas ocultas de mejorar el aspecto físico, la comodidad de un deporte que no necesita compañía, que no necesita un horario fijo y tampoco de una equipación costosa, unido al boom que este tipo de actividad estaba produciendo en España, pues, fueron algunas de las causas o razones para que entre todos formáramos un grupo numeroso y muy compenetrado.
Calentando en el Parque Grande, antes de comenzar uno de los animados entrenamientos que allí realizábamos.¿Que tiene la maratón de San Sebastián, que no tienen otras? a nuestro amigo Becker le encantaba prepararla, representaba correr en un lugar entrañable donde había pasado parte de su infancia y adolescencia. El circuito era llano, con una temperatura ideal y las calles llenas de aficionados entendidos y entusiastas. Este escenario reunía sin duda todos los aditivos necesarios para disfrutar la prueba, y así lo hizo en todas ocasiones que acudió a correrla.
Creo recordar que su mejor marca estaba alrededor de 3 horas 40 minutos, la cual era digna de todo elogio, no olvidemos que rozaba los 50 años y tenía algún que otro problema de salud.
Parque Grande, grupo de aletas de Opel España, con Becker en el centro.Gerardo abandonó la práctica atlética unos años después para centrarse en el ciclismo, menos traumático para sus articulaciones. También compartí muchos quilómetros en su compañía, realmente el ciclismo fue el auténtico deporte que practicó en sus años mozos en San Sebstián, su patria chica.
Tenía unos 62 años y sus reflejos ya no le proporcionaban una completa seguridad por las carreteras, algún que otro susto se llevó... y nos llevamos. Abandonó y retomó con gran pasión la escritura hasta su fallecimiento.
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